11 mayo, 2024
Salud

Una técnica beneficiosa para la salud

Por Cristina Gozzi (Para La Gaceta del Retiro)


La meditación es una antigua técnica relajante que ha demostrado ser beneficiosa para la salud. Si bien exige el propio compromiso para instalarla como un hábito diario, quienes la practican con regularidad aseguran que produce sensaciones placenteras que los incitan a repetir la experiencia. Mientras la ciencia avanza en sus intentos por dilucidar sus efectos, crece la sospecha de que la conciencia se enriquece con ráfagas del inconsciente, que emergen en instantes de máxima relajación.
“Lo más importante que hice en mi vida fue aprender a meditar”, expresó en una oportunidad, el mundialmente famoso médico endocrinólogo Deepak Chopra, autor de numerosos libros, donde aconseja cómo desarrollar una vida plena. Más allá de la particular percepción de uno de sus más fervientes devotos, lo cierto es que la meditación es una de las técnicas de relajación más difundida y recomendada para enfrentar el extenuante ritmo de vida en este mundo tan vertiginoso. 
La práctica diaria de esta técnica mejora la salud en el aspecto físico, psicológico y espiritual. En el plano orgánico, reduce la ansiedad provocada por el estrés y fortalece el sistema inmunológico, lo que nos previene de las infecciones y nos induce a un sueño reparador que favorece el descanso. En el campo mental, provoca un estado de conciencia cada vez más sereno y alerta. La gente que medita se siente con mayor energía y ve todo con más claridad. Además, da testimonio de que mejora la concentración, incrementa el rendimiento intelectual y evita los altibajos en los estados de ánimo. Finalmente, en  la órbita del espíritu, la meditación es la vía para el reencuentro con nosotros mismos y con nuestros deseos más profundos. 
Los efectos benéficos de la meditación son fácilmente comprobables a través de la propia experiencia en apenas una semana. Por eso, los médicos que la practican, no dudan en recomendarla, no sólo como técnica complementaria preventiva de la salud, sino también curativa y paliativa. En general, los cursos teórico-prácticos se imparten en cuatro sesiones consecutivas de una hora cada una, en las que además de hacerse la práctica dirigida, se transmiten ciertos fundamentos relacionados con ella. 

¿Qué dice la ciencia respecto de la meditación?
 El advenimiento de la resonancia magnética funcional (con emisión de positrones) le permitió a la ciencia acercarse a observar qué pasa en el cerebro mientras alguien medita. Así, e n el número de noviembre de 2004 de la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences, se publicaron los resultados de un trabajo realizado por los neuropsiquiatras Antoine Lutz y Richard Davidson, director del Laboratorio para las Neurociencias de los Afectos, de la Universidad de Wisconsin, EE.UU. Dicho centro, a instancias del Dalai Lama, guía espiritual del Tíbet, viene trabajando con los monjes budistas más experimentados en el arte de la meditación desde 1992. El citado estudio consistió en colocar una red de 256 sensores eléctricos en la cabeza de ocho de los monjes más duchos en la práctica, quienes se ofrecieron como voluntarios para el monitoreo de una sesión habitual de meditación. Con la ayuda de la citada resonancia, se verificó una hiperactividad neuronal cerebral (hiper-oxigenación).  Además, en aquéllos que habían meditado al menos unas 10 mil horas, se constató una gran actividad en la corteza prefrontal izquierda. En trabajos anteriores, el doctor Davidson ya había descubierto mayor actividad de esa zona en las personas optimistas y poco ansiosas. Contrariamente, la gente ansiosa, angustiada y deprimida, había mostrado mayor actividad en la corteza prefrontal derecha y en la amígdala cerebral.
A partir de los resultados del citado estudio, su hipótesis fue que con la práctica de la meditación puede controlarse el estado de ánimo. Y lo explicó así: al fortalecerse las neuronas ubicadas en un sector, se contrarrestaría o inhibirían las emociones perturbadoras que envía otro sector desde la amígdala cerebral, ese núcleo neuronal relacionado con las emociones del miedo y la agresión. Paralelamente, en los mapeos de muchos monjes se observó, también, una altísima amplitud de sus ondas Gamma, lo que se traduce en una mejor capacidad para prestar atención y aprender.
Más tarde se hicieron muchos otros estudios. Al inicio del siglo XXI,  Jon Kabat Zinn,  médico y biólogo molecular, fundador y  director de la Clínica para la Reducción del Estrés, comprobó el paralelo aumento de los anticuerpos al tiempo que los meditadores disminuían la ansiedad.  Asimismo, observó una disminución de la reactividad de la amígdala cerebral. Fue entonces cuando Kabat Zinn fundó el Centro para la Atención Plena (Mindfulness), un lugar donde la línea terapéutica incluye la meditación.
A esta altura de los descubrimientos, existe una teoría que supone que durante la meditación se produce un intercambio de información entre ambos hemisferios cerebrales, lo que posibilitaría, a través de la aparición de nuevas conexiones neuronales por efecto de la hiperventilación, un vuelco de material inconsciente sobre la conciencia. Eso justificaría la sensación de alcanzar un nivel de conciencia más profundo y la percepción de la llegada sorpresiva de soluciones mágicas a problemas pendientes, según lo declarado por los meditadores. Sin duda, de poder ser corroborado, se trataría de un recurso invalorable.