27 julio, 2024
En Retiro

Las obras en las calles traen otros cambios en el barrio

Las transformaciones que se provocan voluntariamente, a menudo con un objetivo determinado, suelen ir más allá de lo inicialmente se busca cambiar. Esto que parece un principio general puede sostenerse con muchos ejemplos. Pero sin la intención de extendernos demasiado en consideraciones, queremos reflejar un ejemplo de lo dicho que se está observando ya en nuestro barrio de Retiro.

En los últimos tiempos la realidad cotidiana de nuestro barrio parece acotada a las innumerables obras que se llevan a cabo, sobre las cuales nos ocupamos bastante  últimamente. Y dejando de lado las más recientes y controvertidas de esas obras, que son las que se han presentado con la denominación de Entorno Retiro –los trabajos en las calles Suipacha, Juncal y Arroyo especialmente, que no están terminados todavía-  se han realizado anteriormente otras de peatonalización o de restricción vehicular que sí han concluido, y sobre las que pueden verse ya algunos resultados. Por ejemplo en las calles Esmeralda, Maipú y Marcelo T. de Alvear, entre otras. Todas estas modificaciones tienen características similares: ampliación de veredas, angostamiento de calzadas, nivelación de ambas, colocación de las características balas para delimitar los espacios, colocación de desagües. Lo que está dando en general a estas calles una fisonomía bastante uniforme. Pero más allá de eso, a lo que apuntamos es a cambios que se están dando en esos sectores de Retiro que no quedan sólo en lo exterior, que no se agotan en que poco a poco parecen desaparecer rasgos físicos  que caracterizaban a este barrio; ahora notamos que hay otros cambios, que todavía no alcanzamos a definir del todo, pero que ya se insinúan.

Vemos por ejemplo que las calles mencionadas se van transformando considerablemente con la proliferación de cafés y lugares de comida, y que estos no solo atienden en sus locales sino que se extienden con mesas y sillas en las veredas, utilizando así los espacios que fueron ampliados supuestamente para mejorar el tránsito peatonal. Estos lugares funcionan especialmente los días de semana, con mucho movimiento después de las cinco o seis de la tarde. A esto debemos agregar la utilización de las veredas ampliadas para la ubicación de motos y hasta autos, aunque eso entre ya en otra consideración.

Es decir que el primer rasgo de destacamos, más allá del cambio físico, es que se está produciendo una manera diferente de transitar y vivir el barrio, pero no tanto por parte de sus vecinos, ya que no hemos notado que quienes viven estén muy cómodos con estos cambios. Dicho de otra manera, a partir de las modificaciones que hacen uniformes a veredas y calles se han asimilado forzadamente partes de este tradicional barrio al microcentro, con todas las consecuencias que esto puede acarrear.

Pensamos que lo dicho está llevando seguramente a otras transformaciones, en el aspecto inmobiliario, en la conformación de la población del barrio, y en otros más que no podemos todavía sino vislumbrar, y que aquí vamos apuntando como fruto de la simple observación y del continuo intercambio con los vecinos.

Por otra parte no sabemos si esos resultados son fruto de una planificación previa o simplemente se dan más allá de lo que se buscó inicialmente, que estimamos fue reducir el tránsito vehicular. Lo que sí observamos es que poco a poco está apareciendo otro barrio diferente, que trataremos de ver en qué mejora -o no- respecto al Retiro en el que vivíamos.

J del S.

FOTO: En las calles modificadas proliferan ahora los cafés que invaden las veredas.