19 abril, 2024
Entrevistas

Fabián Russo

El espectáculo Tango Bistró, que cuenta con la dirección artística y la participación en canto de Fabián Russo, cumple dos años en escena en el Centro Cultural Borges. 
Reproducimos entonces esta entrevista que le hiciéramos al director e intérprete. 

                                                                          Por josefina del Solar

 


Fabián Russo es cantor de tangos, con una vasta trayectoria. Es también músico, compositor, escritor. Compartió escenarios nacionales e internacionales con reconocidas figuras, entre ellos Osvaldo Pugliese, Hernán Salinas, Roberto Goyeneche. Ha grabado varios CD tanto en Europa como en la Argentina. Compuso una cantidad de temas dentro del género. Es miembro de la Academia del Tango, y en Holanda creó y fue el primer coordinador de la Academia del Tango del Reino de los Países Bajos. Es también autor de trabajos sobre tango.
Por estos días canta y tiene a su cargo la dirección artística del espectáculo Tango Bistró, que se presenta en el Centro Borges.

El Tango sigue expresando la vida de los individuos en  las grandes ciudades”.

“Lo que caracteriza al canto del tango es su fraseo”  ha escrito Ud. alguna vez. ¿Cómo diría que se da eso en su propio canto? 
– El fraseo no es algo sólo característico del tango, pero sí el modo en que se construye. Fue una idea inicial de Carlos Gardel, que comenzó poniendo más énfasis en la historia a contar que en la melodía a cantar. De este modo se establece a lo largo de la historia del género esa combinación entre ritmo sintáctico y ritmo musical, que cada cantor arma a su modo y gusto en tanto un tango se cuenta y se canta. En mi caso, por tener una relación muy larga y profunda con toda poesía, y siendo escritor además de músico, intento que la canción suene y cuente poniendo también en juego aquello que mencionaba Discépolo de que “un tango cantado es una obra de teatro en tres minutos”. Le recomiendo  mi libro “El Tango Cantado”,  de Ediciones Corregidor, un ensayo respecto de este tema. 
Qué buena imagen es esa. Ahora, en un artista siempre es interesante conocer el comienzo de su vocación ¿Cómo se dio en su caso? 
– Descubrí mi vocación musical cuando, a mediados de los años ‘80, comencé a cantar en la calle como músico ambulante, lo que me llevó a recorrer casi toda Europa y otras regiones del mundo a lo largo de esos años. Hasta que comencé a trabajar en bares, teatros, y empezaron las giras y las grabaciones.
¿Cómo ha sido su formación en este género tan complejo? ¿Y cuáles fueron sus primeros pasos como intérprete?
– Mis primeros pasos fueron en las calles de Barcelona, en el Barrio Gótico, donde empecé a cantar por monedas. Luego este oficio y la vida me regalaron con la amistad de grandes maestros que marcaron mi camino como Horacio Ferrer, Osvaldo Pugliese y Roberto Goyeneche, entre otros que me brindaron su saber y amistad. 
¿Quiénes son sus figuras más admiradas del género, como compositores y como intérpretes?
– De los compositores, Aníbal Troilo, Astor Piazzolla y Julio de Caro siguen siendo faro donde recuperar el rumbo. Pero también nombres como los de José Dames, Anselmo Aieta, Joaquín Mora o Eduardo Rovira, entre otros, no los puedo ignorar. Entre los poetas también es larga la lista. Nombrar sólo a Cadícamo, Ferrer, Manzi, Expósito, Discépolo, García Jiménez, o a  los actuales Alejandro Szwarcman y Raimundo Rosales, es cometer el pecado de dejar fuera a otros grandes poetas. Entre los intérpretes, Gardel es el que inicia este arte de la interpretación creando al Cantor de Tango y es siempre la fuente donde abrevar si se pretende seguir hacia el futuro. Y todos los cantores de Troilo, desde Fiorentino hasta Goyeneche, así como Miguel Montero o Rodolfo Lezica. Y entre los actuales, Ariel Ardit, “Cucuza” Castiello, Hernán Lugano o Esteban Riera,  para nombrar sólo algunos.
Se ha dicho sobre Ud. que “explora los límites del género musical y poético”. ¿Lo siente así? Y ¿cómo encara esa búsqueda?
– A pesar de haber pasado ya más de dos décadas largas en este oficio, sigo aprendiendo. El arte es algo permanente, abierto, que se completa cuando la obra llega a su público. Y uno mismo con los años va cambiando, si se lo permite, encontrando siempre nuevas inflexiones y lecturas sobre obras ya transitadas. Ante todo, no tener una actitud conservadora, sí la mente y el corazón abiertos, el estudio constante y no perder la autenticidad, ayudan a que cada noche las obras cobren nueva vida y suenen como si fuera la primera vez, aun con toda la experiencia que se lleva dentro.
Si tuviera que destacar un episodio o una imagen, dentro de su trayectoria ¿cuál sería? 
– El día en que, cantando en una calle de España, el guardia de un banco cercano me pidió que no cantara al mediodía porque se iban almorzar, que podía seguir después.
Y ¿qué siente que expresa el tango hoy, en una sociedad tan compleja y cambiante?
 El Tango sigue expresando la vida de los individuos en  las grandes ciudades, sea Buenos Aires o cualquier otra del mundo. El Tango es un arte que se quiere universal, ya que las preguntas que se hace tienen que ver con la existencia del ser humano en relación al mundo en que vive. Lo que expresa el Tango es lo que siempre expresó, si la sociedad es cambiante y compleja es porque quienes la habitan también lo son. En diferentes épocas, el Tango fue la música de fondo de su tiempo, como lo fue en la época de Gardel o en la de Piazzolla. Está en permitir que fluya en la emoción de cada uno y en su propia honestidad que el Tango vibre en el fondo de quien lo escucha. En estos tiempos, en los que la música es más que nada de entretenimiento (de ahí que todo suene casi igual desde hace por los menos treinta años), el Tango es, de alguna manera, subversivo, ya que apela al individuo y su hacerse cargo de la propia vida sin perder de vista al otro. 
Cuéntenos sobre este espectáculo  que está en el Borges: Tango Bistró
– Tango Bistró surge de una idea de Tatiana Kotzarew, quien amablemente nos vuelve a convocar, junto a Tango al Sur, para uno de sus exitosos proyectos. Ella ha confiado en nosotros y hemos logrado, junto a dos excelentes parejas de baile, un espectáculo que no se parece a ninguno de los llamados for export, que tanto pululan en Buenos Aires,  con sus lugares comunes y caricaturas de un Tango sólo probable para quienes producen nada más que con el bolsillo. En nuestro espectáculo, una ilusión basada en un posible café nocturno, un bistró donde tienen cabida ante todo las emociones y reflexiones de artistas que, lejos de estar llorando “la carta del tango fatal”,  apuestan por la belleza y el arte insuflando de renovada energía, “mugre”, y una positividad nada inocente, el Tango se pone de pie y es el protagonista absoluto. El público es la respuesta, se siente respetado y abraza lo que proponemos con cálidos aplausos al final de cada función. Como nos decimos por teléfono o Internet cada lunes los que participamos de la puesta, “¡Qué buena función la de anoche!”