27 julio, 2024
Historia

Manuel Belgrano y el Éxodo Jujeño

Por Josefina del Solar

En este año 2020 que ha sido nominado oficialmente como Año Belgraniano, estamos desarrollando en La Gaceta del Retiro esta serie de apuntes breves, con el objetivo de recordar aspectos de la vida de nuestro prócer Manuel Belgrano y de su participación e incidencia en hechos fundacionales de lo que es hoy la Argentina. Y en este mes de agosto particularmente, en el que se conmemora un aniversario del comienzo del Éxodo Jujeño, es una oportunidad para rescatar datos esenciales de una gesta muy importante en la historia del país.

Decíamos en una nota anterior que pese a todas las diferentes facetas de su actividad,  a Belgrano se lo recuerda principalmente como militar, al punto de que se lo designa habitualmente con su título de General. Es que producida la Revolución de Mayo, en la que tuvo tan importante papel, va a ser necesario consolidarla y difundirla, al mismo tiempo que urgía defender el territorio de los posibles intentos realistas. De este modo va a comenzar lo más importante de la trayectoria militar de Belgrano.

En 1811 el Primer Triunvirato lo designa comandante del Regimiento de Patricios. Meses después, ya en 1812, es enviado con su cuerpo militar a las costas del Río Paraná, oportunidad en la que crea una divisa distintiva de sus soldados, es decir enarbola por primera vez la bandera nacional en una de las dos baterías que también había fundado.  Y por esa fecha también se lo designa general del Ejército del Norte. Iba a asumir en reemplazo de Pueyrredón, por lo que  marcha para encontrarse con él en la Posta de Yatasto, ubicada en la provincia de Salta, entre Metán y Rosario de la Frontera. Esta era una finca  construida a comienzos del siglo XVIII, que era  utilizada como lugar de descanso y para cambiar las cabalgaduras, por los viajeros que iban hacia el Alto Perú por el Camino Real.

Belgrano va a asentarse con sus hombres en San Salvador de Jujuy. Su tarea en la circunstancia va a ser inmensa. Por un lado, según él mismo lo informa a las autoridades,  la población no los recibe con el entusiasmo que él ha conocido en campañas anteriores. Y era bastante lógico, la revolución había cambiado cosas y con esto la incertidumbre era un factor a considerar en ese sentido.  Por otro lado las vastas extensiones recorridas también obraban en contra, además de que los pertrechos militares no eran suficientes para lo que debían enfrentar. Además se incorpora a estas fuerzas un contingente de hombres desmoralizados por la derrota ocurrida en Huaqui, y carentes de elementos. Con mucho esfuerzo Belgrano consigue rearmar a sus hombres, en una tarea organizativa que es uno de los puntos más admirables de toda esta campaña.

Belgrano celebra en Jujuy el segundo aniversario de la Revolución de Mayo. Sus deseos eran poder apuntalar la situación de los patriotas en el Alto Perú, pero no puede hacerlo por falta de recursos. Y pronto recibe la información de que las fuerzas realistas comandadas por Pío Tristán se aprestan a invadir territorio y enfrentarlos. Los pedidos de auxilio al gobierno de Buenos Aires se responden con la orden de que retroceda hacia Córdoba. Ante esto Belgrano va a ponerse en marcha pero instrumentando previamente lo que se conoce como el éxodo jujeño: el abandono de la ciudad de Jujuy y los campos aledaños por parte de los pobladores, de modo que el enemigo no tuviera como abastecerse ni a quien dominar en su avance.

Para esto lanza su Proclama a la población, indicándole la forma en que debía hacerse, señalando además que quienes no respondieran serían considerados traidores a la Patria:

Pueblos de la Provincia: Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas de la República del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre vosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud.

Antigua fotografía de la posta de Yatasto.

Llegó pues la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reunirnos al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres, trayéndonos las armas de chispa, blanca y municiones que tengáis o podáis adquirir, y dando parte a la Justicia de los que las tuvieron y permanecieren indiferentes a vista del riesgo que os amenaza de perder no sólo vuestros derechos, sino las propiedades que tenéis.
Hacendados: apresuraos a sacar vuestro ganado vacuno, caballares, mulares y lanares que haya en vuestras estancias, y al mismo tiempo vuestros charquis hacia el Tucumán, sin darme lugar a que tome providencias que os sean dolorosas, declarandóos además si no lo hicieseis traidores a la patria.
Labradores: asegurad vuestras cosechas extrayéndolas para dicho punto, en la inteligencia de que no haciéndolo incurriréis en igual desgracia que aquellos.
Comerciantes: no perdáis un momento en enfardelar vuestros efectos y remitirlos, e igualmente cuantos hubiere en vuestro poder de ajena pertenencia, pues no ejecutándolo sufriréis las penas que aquellos, y además serán quemados los efectos que se hallaren, sean en poder de quien fuere, y a quien pertenezcan.
Entended todos que al que se encontrare fuera de las guardias avanzadas del ejército en todos los puntos en que las hay, o que intente pasar sin mi pasaporte será pasado por las armas inmediatamente, sin forma alguna de proceso. Que igual pena sufrirá aquel que por sus conversaciones o por hechos atentase contra la causa sagrada de la Patria, sea de la clase, estado o condición que fuese. Que los que inspirasen desaliento estén revestidos del carácter que estuviesen serán igualmente pasados por las armas con sólo lo deposición de dos testigos.
Que serán tenidos por traidores a la patria todos los que a mi primera orden no estuvieran prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen.
No espero que haya uno solo que me dé lugar para poner en ejecución las referidas penas, pues los verdaderos hijos de la patria me prometo que se empeñarán en ayudarme, como amantes de tan digna madre, y los desnaturalizados obedecerán ciegamente y ocultarán sus inicuas intensiones. Más, si así no fuese, sabed que se acabaron las consideraciones de cualquier especie que sean, y que nada será bastante para que deje de cumplir cuanto dejo dispuesto.
Cuartel general de Jujuy 29 de julio de 1812.


Manuel Belgrano

Partieron así el 23 de agosto de 1812 junto a Belgrano y sus tropas, alrededor de 1500 personas rumbo a Tucumán, en lo que fue verdaderamente una gesta en los primeros años de la Patria que buscaba su independencia.

FOTO de arriba:

Obelisco que recuerda al Éxodo Jujeño en la ciudad de Jujuy