27 julio, 2024
Cultura

Adelaida Negri, una figura sin precedentes en la lírica argentina

El mundo de la lírica trasciende las fronteras geográficas y se multiplica en un sinfín de seguidores permanentes que hacen de este género un culto en cualquiera de las grandes ciudades de la América toda, Europa, Asia y Oceanía.

Hacia el siglo XXI, la incomprensión del idioma dejó de ser una excusa para no asistir a una función de ópera. Hacia los años ´80, la aparición del subtitulado, ya sea en los teatros líricos y/o en los registros en formatos VHS o DVD, permitió que una considerable parte de la población melómana mundial se acercara definitivamente al género.

Hoy, a casi medio siglo de la aparición de la traducción de los textos en forma simultánea al espectáculo, ésta dejó de ser novedad. Las nuevas generaciones de estudiantes de música no tienen inconvenientes en el acceso a los argumentos ni a la comprensión de textos en aquellos que eligen el canto lírico como especialización.

En nuestro coliseo mayor, el maravilloso Teatro Colón, la primera ópera con subtítulos tuvo lugar en agosto de 1992. En aquella oportunidad, durante la gestión de Sergio Renán como Director, se representó la ópera Tosca, de Giacomo Puccini. Aquel día se presentaron algunas dificultades técnicas y el subtitulado debió suspenderse. Así, Floria Tosca, Mario Cavaradossi y Scarpia tuvieron que esperar a la siguiente función para que sus voces se vieran traducidas en el marco superior del escenario.

Cabe mencionar, y para aquellos que aún se deben la asistencia a una ópera, que a diferencia del cine al que asistimos en casa o en una sala, los subtitulados de ópera en un teatro se exhiben por sobre el proscenio, que es la parte del escenario que se encuentra más próxima a los espectadores y ocupa el área desde el borde del escenario hasta el telón delantero. Esto permite al espectador realizar la lectura en primer plano sin perder de vista la acción en la escena.

En teatros con alta tecnología y de arquitectura S. XX, y en algunas ubicaciones preferenciales, existe una pantalla que permite al espectador elegir el idioma requerido, independientemente del idioma en que se cante o se desarrolle la traducción.

Los desafíos tecnológicos y el adentrase en sus posibilidades de uso, fue un gran desafío para todos los artistas y en particular para una gran precursora de la lírica como lo fue la Mtra. Adelaida Negri.

Adelaida, nacida en Buenos Aires, se graduó de abogada, quizá para complacer a su padre; pero podríamos afirmar que su deseo absoluto fue ser una artista lírica. Vaya si lo logró. Egresó del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón con medalla de oro para luego marcharse a Europa a perfeccionarse en canto y arte escénico en el London Opera Centre de Londres, obteniendo una beca del British Council.

Sería muy extenso hablar de Adelaida Negri en Europa, y en este medio ya hemos hecho referencia a su carrera profesional; sin embargo, para aquellos que quieran profundizar sobre su vida, recomiendo la lectura del libro biográfico “Arte, Vida y Talento”, un magnífico trabajo del Prof. Christian Lauria.

Sagitariana de buena cepa, Adelaida respondió a su signo zodiacal con un carácter aventurero, emprendedor y con una mente abierta, lo que la llevó a fundar, en 1997 la Casa de la Ópera de Buenos Aires, dando espacio a jóvenes artistas en lo que fue su casa familiar en el barrio de Barracas.

Adelaida en el MET de N. York frente a la cartelera que la anuncia en funciones con Pavarotti y otros grandes cantantes.

Si bien, luego de girar el mundo y cantar todos los roles habituales de su registro de soprano, decidió establecerse en Buenos Aires, nunca dejó de asistir anualmente a los más importantes festivales de ópera del planeta. Así, vivió y presenció los cambios tecnológicos del nuevo siglo. Exploró en los nuevos conceptos de pre – producción, se acercó a los más célebres régisseurs europeos de su época, asistió al fenómeno del subtitulado en varios idiomas, presenció escenarios giratorios, desniveles en escena, decorados interactivos, nuevos diseños y telas en las vestimentas de los artistas, iluminación, amplificación en lugares abiertos, marketing publicitario, filmación en vivo y el broche de oro de la post – producción que derivaban en la edición de la ópera completa en formato DVD.

Sin dudas, Adelaida Negri manejó y desplegó un conocimiento inusitado en su retorno a los escenarios porteños transformándose en gestora y productora de su propio discurso escénico. Sin embargo, siendo consciente de su formación, su trayectoria y su actualización en conceptos artísticos y de producción, siempre respetó a todos los artistas a los que convocó y con los que decidió llevar a cabo más de veintitrés títulos operísticos en teatros porteños como el Margarita Xirgu, el Avenida, El Alvear, El Globo y el 25 de Mayo entre otros.

A la altura de esta narrativa, decir que todas las producciones de la Casa de la Ópera de Buenos Aires fueron con subtitulados sería una obviedad; sin embargo; es necesario decir que esta opción tecnológica adoptada desde la primera puesta en escena, generó el acercamiento de un nuevo público y también del otro, aquel que la escuchó en 1974 en su debut en el Teatro Colón de Buenos Aires interpretando a Anna de Glawary en La Viuda Alegre (Franz Lehar) y que esperó su retorno a los escenarios porteños casi al final del siglo.

Adelaida Negri brilló en la escena, fue protagonista de momentos únicos e irrepetibles en los que la música se abraza al paso de los minutos y genera un recuerdo único y sostenido en aquel espectador que lo aprecia desde su butaca. Su búsqueda creativa, su intuición, su generosidad y su capacidad como buena gestora de proyectos, la llevó a incursionar en otras disciplinas que se relacionan con la ópera tales como la fotografía, el cine y la gráfica.

Supervisó en detalle cada una de las producciones de la Casa de la Ópera de Buenos Aires, armando equipos de trabajo con los que empatizó y logró compartir sus ideas y sentimientos. Potenció su optimismo y su vitalidad a cada desafío escénico enseñando el género lírico a los jóvenes artistas nacionales desplegando naturales dotes como docente.

Los que en aquel momento fuimos novatos artistas y aún aquellos experimentados que tuvimos la oportunidad de participar en sus producciones, le estaremos siempre agradecidos. Dueña de rasgos de una personalidad concreta, Adelaida fue una artista versátil, honesta, sincera, comprensiva y optimista, dispuesta a luchar y alcanzar aquellos objetivos minuciosamente pensados y anhelados.

Desde La Gaceta del Retiro renovamos nuestro reconocimiento, a cuatro años de su partida física; e impulsamos a las nuevas generaciones a desarrollar sus ideas artísticas, tomando estos modelos de perseverancia y superación sabiendo que al final, hay recompensa.

Hugo René Sanz

 

Foto de Arriba: Adelaida Negri en la Casa de la Opera de Buenos Aires (foto La Gaceta del Retiro).