14 julio, 2025
Cultura

Tenemos que repatriar a Jorge Luis Borges.

Por Antonio Las Heras (*)
Volvieron el Gral. José de San Martín, volvió su colaborador tan preciado el Gral. Juan
Gualberto Gregorio de Las Heras, regresó también a su patria, el Gral. Juan Manuel de
Rosas… ¿Por qué no habría de regresar el notable escritor y poeta de prestigio mundial que
es nuestro Jorge Luis Borges?
Es tiempo de que los argentinos nos pongamos manos a la obra en esto. Y hay fundamentos
para emprender la tarea de repatriarlo del cementerio suizo donde se encuentran sus restos
mortales desde que falleciera el 14 de junio de 1986.
Entre las tantas actividades culturales que se sucedieron durante la reciente 49ª Feria
Internacional del Libro de Buenos Aires, hubo una donde fue presentado el libro “Borges,
textos secretos y falsas atribuciones”, escrito por Alejandro Vaccaro (actual presidente de
la Sociedad Argentina de Escritores y reconocido biógrafo de Jorge Luis Borges, a punto
tal que hasta ha dado conferencias sobre el autor de El Aleph en la biblioteca de Alejandría,
en Egipto). En esta presentación se señaló un dato que generó inmediata repercusión en el
público que colmaba la sala. Se trata del hecho de cumplir con un deseo manifiesto del
poeta de que sus restos mortales descansaran en el cementerio de La Recoleta, en la ciudad
de Buenos Aires.
En efecto, Borges expresó su voluntad de ser enterrado en el panteón de su familia en el
porteño cementerio de La Recoleta, durante una entrevista que le realizaron los periodistas
José María Berzosa y André Camp, en el año 1969 para un documental de la televisión
pública francesa, dato que fue confirmado por el diario español “El País”
Para mayor certeza, en la antología personal de Borges publicada en 1961, el propio
escritor afirma: “No paso ante La Recoleta sin recordar que están sepultados ahí mi padre,
mis abuelos y tatarabuelos, como yo lo estaré”.
En el Cementerio de la Recoleta se encuentran los ataúdes de Leonor Acevedo, madre del
escritor; su hermana, su cuñado, e Isidoro Suárez, coronel y bisabuelo de Borges. Todo lo
cual brinda más sentido a que allí estuviera también el del escritor.
En su momento fue presentado al Congreso de la Nación un proyecto de ley de la diputada
María Beatriz Lenz, que buscaba la repatriación de los restos mortales del reconocido autor
desde Ginebra, donde fueron enterrados desde su fallecimiento en 1986, a Buenos Aires.
Quien se opuso terminantemente a que ello ocurriera fue su viuda María Kodama. A causa
de ello, aquel intento terminó en la nada.
Argumentaba Kodama que su marido había cambiado de parecer y que fue él mismo quien
decidió ir a morir y ser enterrado en Suiza, país al que consideraba su segunda patria. Alegó
que Borges había manifestado su deseo de ser sepultado en Suiza para evitar un gran
revuelo mediático en Argentina. Obviamente, de ello no existe otro dato que los dichos de
Kodama, quien falleció el 23 de marzo de 2023.
El abogado de Kodama, Fernando Soto, declaró enfáticamente, meses después de la muerte
de la viuda, que volver con el tema de la repatriación era pasar por encima de su voluntad y
faltar el respeto a la decisión de Borges. “María siempre se opuso rotundamente a los
intentos de repatriación, como el de la diputada María Beatriz Lenz, en 2009, que fue
repudiado incluso por algunos legisladores de su partido y debió ser retirado”, dijo sobre
el proyecto había contado con el apoyo del, por esa época, presidente de la Fundación El
Libro, Alejandro Vaccaro.
A favor de hacer la repatriación se expresó Mariana de Torre, hija de Miguel de Torre
Borges, nieta de Norah Borges y sobrina nieta del autor de “El jardín de los senderos que
se bifurcan.”
Juan Gasparini, autor del libro “La posesión póstuma”, brinda algunas precisiones útiles
sobre esos temas. Periodista argentino de investigación, residente en Ginebra desde hace
tres décadas y quien tuvo la fortuna de entrevistar a Borges en 1984, Gasparini explica:
“Borges abandonó Buenos Aires en noviembre de 1985 casi en secreto, prácticamente
moribundo, tras cambiar de testamento, médico y abogados”. Y aclara que, basado en las
fuentes consultadas, asegura que hay “varios indicios” de que el escritor deseaba ser
enterrado en la Argentina, e incluso hace referencia a un pedido expreso que el poeta
hiciera al escritor y periodista Roberto Alifano, quien fuera amigo y colaborador de Borges:
“Quiero que usted se haga cargo de que se cumpla mi deseo de que me lleven a ‘La
Recoleta’;, al lado de mis mayores cuando me muera”.
Pude conversar ampliamente al respecto con Roberto Alifano – quien durante la reciente
Feria Internacional del Libro de Buenos Aires presentó su nuevo libro titulado “Primer
cuaderno Borges. (Diarios, 1974/1976)” – y me confirmó no sólo lo dicho por Juan
Gasparini sino que agregó: “No una vez, muchísimas veces, tanto en nuestros encuentros
en su casa como en los viajes en que lo acompañé por la Argentina, Borges siempre me
aseguró que su destino final era el Cementerio de La Recoleta.”
Habida cuenta de todo lo expresado y de lo que Borges significa para la Argentina es que
me atrevo a asegurar que Jorge Luis Borges tiene que estar en nuestro país. Hay temas que
se encuentran más allá de aspectos legales sucesorios o deseos supuestamente manifestados
en los últimos momentos de vida. Jorge Luis Borges es una figura clave en la Historia de la
Argentina y específicamente en el campo intelectual. El lugar para sus restos mortales no
puede ser otro que el suelo argentino. Cabe, ahora, ocuparnos de que este reiterado deseo de
“El libro de arena” tenga, al fin, cumplimiento.

(*) Antonio Las Heras es filósofo, historiador y escritor. “Las búsquedas espirituales de
Ricardo Güiraldes y otros escritos sobre escritores y escrituras” es uno de sus libros.
E-mail: alasheras@hotmail.com

FOTO: Jorge Luis Borges y su madre, Leonor Acevedo de Borges.