Harrods en Buenos Aires (y en Retiro)
Por Josefina del Solar
Las grandes tiendas integrales, surgidas seguramente como consecuencia de las
transformaciones comerciales y de consumo que siguieron al nacimiento de la industria,
tuvieron su auge en el siglo diecinueve en las ciudades europeas, particularmente en
Londres. Un ejemplo es la famosa Harrods, instalada por Charles Henry Harrod en la
capital inglesa en 1849. Inicialmente funcionó como almacén, pero fue creciendo con el
curso de los años hasta llegar a ser hacia 1880 un importante establecimiento comercial en
el que trabajaban alrededor de mil personas.
Y la ciudad de Buenos Aires, que tuvo un proceso de modernización y crecimiento urbano
de gran significación en la segunda mitad de ese mismo siglo diecinueve, incorporando
elementos de mayor actualidad en aquella época para las grandes ciudades, no iba a
quedarse atrás en cuanto a estos establecimientos comerciales. Por eso Harrods no va a ser
la única de estas grandes tiendas que va a instalarse aquí, pero sí una de las más
importantes.
En 1910, año del Centenario de la Revolución de Mayo, se hizo particularmente visible en
la Ciudad el proceso mencionado. Y en ese año los directivos de Harrods deciden abrir en
Buenos Aires la que sería la primera y única sucursal de la tienda fuera de su lugar de
origen.
La Harrods porteña abrió sus puertas con gran repercusión en marzo de 1914, en el barrio
de Retiro, en un magnífico edificio diseñado por los arquitectos Paul Bell Chambers y
Louis Newbery Thomas, ubicado en la elegante calle Florida entre Córdoba y Paraguay. A
partir de allí se transformó en un lugar obligado para acceder a lo mejor de la moda
famenina, de la indumentaria masculina, en materia de calzado, blanco y demás elementos
para la casa, etc. Dividida en departamentos especializados en sus distintos pisos, contaba
también con salón de té, peluquería infantil y otras secciones que todavía pueden recordar
quienes alcanzaron a conocer esta gran tienda. Es que funcionó hasta fines de la década del
’90, aunque con diferentes alternativas. Experimentó etapas de crecimiento, incluso
edilicio, y otras en las que se fue evidenciando que ya ese esquema de tienda integral no
respondía a nuevas necesidades y características de la vida actual. Pero también con el
tiempo hubo cambios en la propiedad de la firma, y llegó a cerrar como tienda y a funcionar
exclusivamente para algunos eventos especiales. El tironeo judicial entre los propietarios de
la Harrods londinense y los de Buenos Aires repercutió negativamente en los sucesivos
intentos por darle un nuevo impulso a la tienda en nuestra Ciudad. Esto se resolvió a favor
de Harrods de Buenos Aires en 1998. Desde entonces, en varias oportunidades se anunció
su reapertura. El caso es que hasta el momento. El edificio de Florida 877, cuyos elementos
de construcción y decoración son de un valor irrepetible, se encuentra cerrado, lo que es
decir absolutamente desperdiciado en una Buenos Aires que tiene por otra parte una
actividad comercial y cultural enorme.
FOTO: Harrods hacia 1920 (foto AGN).