19 abril, 2024
Arte

Juan Batlle Planas. Experiencia Surrealista

  • Por Marcela Davidson –

Ingreso a la Galería de Arte Francisco Traba para ver la antología de obras creadas por Juan Batlle Planas: pequeños formatos en témpera o en temple de las décadas del ‘40 y ‘50. Los días nublados se tiñen de la paleta de colores sin saturación, desaturados. El artista se autodefinió: “He sido, soy y moriré surrealista”. 

Obras como El Mensaje, de 1941, representa personajes antropomorfos portadores de un mensaje desconocido y enigmático. Hay varias obras de esa serie en la exhibición. Este mensaje desconocido que supone una comunicación puede referirse a un conjunto de signos o símbolos que se hacen difíciles de interpretar. Mantiene un hermetismo característico de su autor, quien escribió poemas en los que su estilo es tan hermético como su pintura.

“El Nacimiento de Torroella de Montgrí presenta un arlequín resignificado en su lenguaje surrealista”.

El Nacimiento de Torroella de Montgrí presenta un arlequín resignificado en su lenguaje surrealista. El Arlequín de la Comedia del Arte italiana aparece representado con su máscara negra y sombrero aunque su traje no tiene los rombos estampados, es sobre el suelo que se presentan los rombos como baldosas. Esta inversión induce a desorientar al espectador porque el disfraz se ha transformado en suelo. Pisar un suelo disfrazado, refleja la noción surrealista. Batlle Planas expresa imágenes surrealistas en sus Noicas, título de la serie de figuras femeninas. Cómo Maestro de Arte, dictó clases de Psicología de la Forma. Algunas de sus figuras antropomorfas sugieren en su morfología un ataúd y  otras la vulva femenina.  

Los contextos son espacios metafísicos con predominio de matices bajos, es decir colores oscuros. Los destellos de luz aparecen con una tenue calidez, como queriendo insinuar una Energía Vital fugaz e intensa. 

Círculos y óvalos negros, manos robóticas, frutas, espacios despojados y soledad transmiten el simbolismo poético de este artista. Hay cajitas anónimas y minimalistas de acentuación significativa. 

Cada obra implica un drama sórdido con cierto dejo lúdico. Justamente en esa extraña manifestación aparece lo hermético y extrañeza que puede resultar de enorme atracción para nuestra fantasía o de rechazo por su código visual incomprensible.

Cada obra tiene detalle y aura, me atraen los universos misteriosos del artista. 

El cielo con sus propios matices nublados y las veredas de calles y autos se hacen presentes en el momento que paso por la puerta de la Galería, esta vez rumbo a mi casa.  Comprendo y reconozco que es en ese pasaje, después de ver la obra Juan Batlle Planas para disponerme a mi vida cotidiana, que este día fue distinto a los demás. 

Hoy yo sentí una experiencia surrealista. También quien visite la exhibición, puede llegar a vivirla.

En Galería Francisco Traba, Marcelo T. de Alvear 819.