19 abril, 2024
Sociedad

Para un fin de año sin stress

Diciembre es el mes de las celebraciones pero también del estrés y de una creciente exigencia por ser (y parecer) felices. Por un lado, aumentan las demandas en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana (cierres laborales, finales académicos propios y de los hijos, la organización de las fiestas, la planificación para el año entrante, etc.) haciendo que nuestra capacidad para dar respuesta esté sobrepasada;  y, por otro se activan los conflictos familiares, los duelos y otras cuestiones no resueltas. 

La sensación de agotamiento y la irritabilidad ante tantas obligaciones son signos comunes que suelen alertarnos cuando el estrés de fin de año está afectándonos. Pero también la falta de atención y hasta las fallas en la memoria pueden ser síntomas del alto nivel de estrés que afrontamos en estas épocas.

Para aprender a reconocer qué es el estrés, cómo afecta a nuestra mente, cómo se manifiesta y qué hacer para evitarlo, la Dra. María Roca, Coordinadora Científica de Fundación INECO y la Lic. Fernanda Giralt Font, Subdirectora del Departamento de Psicoterapia de INECO, respondieron esta serie de preguntas. Las especialistas de INECO invitan además a sumarse a la charla ¿Cómo saber si mi falta de memoria se asocia al estrés?, que se transmitirá vía Facebook Live, este martes 17 de diciembre, a las 19 horas.

¿Qué es el estrés?

El estrés es un conjunto de reacciones fisiológicas, que tiene como fin el aumentar la cantidad de energía disponible para permitir una mejor adaptación al ambiente. Es decir, originalmente el estrés tiene una función adaptativa, ya que prepara al individuo para enfrentarse a los cambios del medio.

Cuando las demandas del medio son percibidas como excesivas, intensas y/o prolongadas, y superan la capacidad de resistencia y de adaptación del organismo, se produce el distress o  estrés patológico. Ese es el que puede aparecer finalizando el año.

Científicamente se ha definido el estrés como una sensación percibida de que las demandas desbordan nuestros recursos poniendo en peligro nuestro bienestar. Nos sentimos entonces “estresados” cuando sentimos que no podemos afrontar lo que el medio nos solicita, cuando tenemos el mismo día la fiesta de fin de año del trabajo con la juntada de las mamis del jardín, por ejemplo. 

¿Cómo afecta nuestra mente?

Niveles moderados de estrés pueden ser energizantes y estimulantes para el cerebro, como puede ocurrir cuando se nos plantea un nuevo desafío en el trabajo o encaramos un nuevo proyecto. El problema es que niveles prolongados y altos de estrés pueden tener efectos negativos en la memoria y en la resolución de problemas, haciendo que cometamos más errores y que, por lo tanto, estemos más estresados. 

¿Cómo se manifiesta?

Lo hace en distintos niveles. A nivel somático pueden aparecer dolores diversos, contracturas, tensión muscular, trastornos digestivos, disminución de las defensas, hipertensión, cansancio extremo, etc. A nivel emocional es frecuente que aparezca irritabilidad (disminuyendo la regulación emocional y el control de los impulsos por el desajuste que produce el desbalance ocupacional), insatisfacción, ira, fatiga, trastornos de ansiedad y del estado de ánimo. A nivel cognitivo puede haber disminución de la atención y la memoria, enlentecimiento de las funciones psíquicas superiores, bloqueos y problemas de rendimiento. A nivel conductual, las personas muy estresadas pueden tender a aislarse de familiares y amigos, conducir “temerariamente, incurrir en distintos tipos de abusos (trabajo, sustancias, medicamentos, alcohol, juego, comida, cigarrillo).

¿Puede hacerse algo para evitar el estrés?

La prevención y el manejo del estrés son claves para alcanzar un adecuado balance ocupacional y promover el bienestar en el estado psicológico y físico de las personas. Cuando nuestros recursos y estrategias no parecen alcanzar para enfrentar los diferentes estresores, es importante buscar la consulta con un profesional. Como primera medida, nos ayudará a identificar el cuadro, ya que existen evaluaciones que nos permiten detectar si nuestros niveles de estrés son elevados o si nuestra memoria no está funcionando como debiera, por ejemplo.

Luego, la reducción del estrés  implica para su abordaje, no sólo la disminución de tensión a través del uso de técnicas de respiración y relajación, sino también la renovación de los recursos, a través del desarrollo de aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales que comprenden diferentes estrategias para su implementación. Porque lo más importante es entrenar las habilidades necesarias que  prevengan su desarrollo.

Algunos tips para abordar el estrés que caracteriza este período del año:

 Planificar, establecer objetivos y prioridades. Es esencial administrar bien el tiempo y poder destinar momentos para una pausa durante el día con el objetivo de restablecer nuestro equilibrio.

  Aceptar las emociones y sentimientos que despiertan las fiestas en cada uno. No exigirse estar especialmente feliz, sobre todo si se ha sufrido la pérdida de alguien cercano o si las relaciones familiares no son fáciles.

Evitar los excesos para mantenerse alerta y con energía, intentando cumplir con todas las obligaciones. No abandonar la actividad física y mantener hábitos saludables.

  Mantener la flexibilidad y la asertividad. Expresar lo que queremos y podemos, así como aquello que no, sin agresiones.